top of page
Buscar
Inés Álvarez Díaz

Omnia Vincit amor; et nos cedamus amori

A lo largo de la historia del arte el amor ha sido una cuestión recurrente. Se trata de un fenómeno universal relacionado con el romance, la amistad, la religión, lo platónico … Un sentimiento de afecto hacia otra persona o cosa, el encuentro y la unión con otro ser.


Durante el transcurso de los tiempos, numerosas obras de arte han sido creadas en favor del amor. Siendo así, no todas estas tienen una significación optimista o gozosa. Es por eso por lo que, en este día de los enamorados, listaremos una serie de piezas artísticas de contenido más angosto. Ya que el amor no es siempre bello.



René Magritte (Bélgica, 1898 — Ibídem, 1967)


Les Amants (Los Amantes), René Magritte, óleo sobre lienzo (París, 1928). Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).


“Espero el amor vibrante, lo imposible, lo quimérico.” René Magritte (Bélgica, 1898 — Ibídem, 1967)

En el imaginario surrealista del pintor belga, el amor protagoniza uno de sus cuadros más relevantes. Les Amants (Los amantes) pertenece a una serie de lienzos realizados en el año 1928 por el artista en París. Esta inquietante escena remite al cliché cinematográfico de un beso en primer plano. Los rostros tapados pueden representar un sentimiento de curiosidad voyerista y desconocimiento, un gran atractivo para la mente del surrealista. Aun pudiendo tratarse de la representación del “amor ciego”, si nos adentramos en los recuerdos del autor, podría darse otra significación, ya que los expertos señalan este gusto por los velos húmedos con el suicidio de su progenitora, la cual se ahogó en un río durante su adolescencia. Un cuadro de amor surrealista … el puro automatismo psíquico.



Claude Monet (París, 1840 — Giverny, 1926)


Camille Monet sur son lit de mort (Camille en su lecho de muerte),Claude Monet, óleo sobre lienzo (1879). Museo de Orsay.

Femme à l'ombrelle (Mujer con sombrilla), Claude Monet, óleo sobre tela (1875). Galería Nacional de Arte, Washington D. C., Estados Unidos.


“Lo que mantiene despierto mi corazón es el silencio colorido” Claude Monet (París, 1840 — Giverny, 1926)

Camille Doncieux fue conocida por ser la primer esposa del pintor impresionista Claude Monet. Su modelo favorita, su musa, pasó a una mejor vida a la edad de 32 años, tras sufrir cáncer de pelvis. Los retratos que ésta protagoniza se caracterizan por la luminosidad, el colorido, la naturaleza … Sin embargo, el último cuadro que le dedica es diferente. Destaca la paleta de colores malvas, entre las que el rostro de Camille se funde, aun con su esposa fallecida, su interés por el color perdura. Una historia de amor que concluye con un lúgubre cuadro, el retrato de su amor muerto.



Edmund Blair Leighton (Londres, 1852 – Ibídem, 1922)


Off (Apagado), Edmund Blair Leighton, óleo sobre papel (1899). Galería de Arte de Manchester


Las obras del autor británico, pertenecientes al movimiento prerrafaelita, se caracterizaban por la temática histórica-romántica expresiva e hiperrealista. No obstante, esto no fue obstáculo para representar temáticas de desamor tal y como esta obra. La escena de jardín está protagonizada por dos figuras vestidas al estilo del siglo XVIII, donde una joven de vestido floral parece rechazar la proposición romántica del joven que, con las manos a la espalda, se aleja. Podemos deducir esto por la propia postura de la mujer y el ramo de flores que parece haber sido arrojado al suelo. Una situación fuera de lo normal dentro del arte prerrafaelita, pero que sigue trasmitiendo los valores seguidos por el movimiento.



Giambattista Tiepolo (Venecia, 1696 — Madrid, 1770)

“Apolo sintió tal inclinación que llegó a pensar en elevarle al Olimpo con el fin de estar con su amado Jacinto para toda la eternidad.” La Metamorfosis (Libro X), Ovidio.

La muerte de Jacinto, Giambattista Tiepolo, óleo sobre lienzo (1752 – 1753). Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.


Tiepolo ha sido uno de los autores en representar una de las infelices historias de amor entre del dios olímpico Apolo, en este caso, con el mortal Jacinto. Ésta, es recogida en La Metamorfosis de Ovidio (Libro X) y así narra:


“Una tarde, los enamorados Jacinto y Apolo se untaron los cuerpos de aceite y se entregaron al ejercicio del lanzamiento del disco. Era hora meridiana, cuando el sol enviaba verticalmente sus abrasadores rayos. Apolo fue el primero en levantar el redondel; lo balanceó y arrojó al aire con tanta fuerza que desapareció entre las nubes del cielo. Transcurrió largo tiempo hasta que no avistaron el redondel de vuelta y el destino - según algunos el celoso viento del oeste Céfiro - quiso que Jacinto recibiera el impacto del disco tras rebotar contra el suelo. Apolo acudió a toda prisa y levantó con fuerza el cuerpo ya sin vida de su amado Jacinto, trató de reanimar los miembros inertes pero su alma se escapaba y sus esfuerzos eran en vano. Apolo regaba a lágrimas el rostro de Jacinto y llamábale a este con los nombres más tiernos. El dios prometió que la muerte de su amado Jacinto no sería en vano, que nunca moriría del todo y no permitió que Hades, el dios de los muertos, reclamara al joven; De la sangre derramada en el suelo hizo brotar una flor, el jacinto. Sobre los pétalos de esta flor cayeron las lágrimas de Apolo y sobre sus pétalos se escribieron las letras “ai, ai” la forma griega de expresar un lamento. “

En esta obra, el disco que arrebató la vida a Jacinto fue sustituido por una pelota de tenis, debido a que este juego era popular en la época que vivió el pintor. Por otro lado, la figura diabólica que toma forma de columna puede ser interpretada como una burla del amor prohibido entre el dios y el mortal, un amor imposible castigado por el propio destino.


Estas cuatro obras son el ejemplo de las diferentes concepciones y representaciones del amor en el arte. Podríamos reflexionar que, aunque el amor no siempre tenga un final feliz, no es un impedimento para disfrutar de él. Ya que el amor no es blanco o negro, simplemente, es amor.




Comments


bottom of page