Fontana realizó uno de los gestos más revolucionario del arte contemporáneo en 1958 cuando en vez de intervenir en el lienzo monocromo con un pincel, lo hizo con una cuchilla, rasgando la superficie.
Se formó en el taller de escultura decorativa y monumental de su padre, quien nunca tuvo una visión artística de su trabajo, tan solo económica. Fontana desarrolló su carrera entre Argentina e Italia y esta experiencia transatlántica fue lo que definió su visión artística. Su trayectoria comienza en Rosario alrededor de la década de los años veinte, y posteriormente se traslada a Milán, con el fin de aprender la talla escultórica clásica en la Academia de Brera, donde afloran los primeros indicios de su anti academicismo.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial se trasladó de nuevo a Argentina, en concreto a Buenos Aires, donde permaneció hasta 1947. Cuando regresó a Italia después de la guerra, solo trajo consigo un diario de viaje con folios llenos de dibujos y el Manifiesto Blanco, redactado en 1946 con ayuda de sus alumnos argentinos de la Academia Altamira, fundada por el propio Fontana. En este Manifiesto, Fontana habla del estímulo del cambio y de la superación de los límites entre la pintura y la escultura.
Fontana en vez de preguntarse qué es el arte, se preguntó: ¿Qué es el espacio? Representación del caos, del inconsciente. Rechazaría por lo tanto la simplicidad para materializar su visión interior. Estructuró su teoría del arte como una teoría del espacio, de ahí que muchas de sus obras más emblemáticas lleven como título Concetto Spaziale, las cuales además, se subdividen en varias series que coinciden con los periodos de trabajo y experimentación del artista.
Los tagli o buchi serán su marca personal y el artista adoptará la inmaterialidad y el vacío del corte como centro absoluto, constituyendo el gesto como la máxima expresión del dinamismo plástico. A todo esto, lo llamó Espacialismo, que viene a materializar la idea o visión espacial del artista a través del medio artístico, hablándonos de lo que es el espacio real e ilusorio, de querer subvertir las barreras de la superficie bidimensional (pintura) y tridimensional (escultura) incitándonos a buscar una dimensión más allá.
I Tagli, Lucio Fontana
Lucio Fontana rompe con el lenguaje tradicional de la pintura y la escultura a partir de los cortes e incisiones que realiza en la superficie que trabaja. Rechazó la figuración y abrazó la abstracción y la espontaneidad del gesto. Al mismo tiempo emplea elementos básicos del lenguaje plástico y del dibujo con los tagli o buchi, pues son en esencia, líneas y puntos.
Le Nature, Lucio Fontana
Fontana escribía lo siguiente a su padre desde Buenos Aires:
“Mi pasión por el arte es tan grande y sincera, que no me deja nunca tranquilo e influye enormemente en mi vida sin darme paz y tranquilidad”.
Esta frase demuestra el exhaustivo interés de Fontana en investigar los límites. Le llevó a preguntarse qué había más allá. En su teoría, las superficies perforadas evocan el origen del cosmos y la sensación de sobrecogimiento que embarga al ser humano cuando contempla el espacio infinito.
El hombre llegó a la Luna en 1969 y Fontana falleció en 1968. No llegó a verlo, pero estaba convencido de que ocurriría y así trató de plasmarlo en su producción artística.