En minúsculas y sitúandome en los lugares que quedan en el medio, propongo como especie de manifiesto reusar. (reusarme) como un remiendito a un pantalón viejo.
Breve reflexión sobre los tiempos
Siempre llego tarde. El tiempo, que pide de constancia, parece no estirarse y marca una rapidez que no me deja cumplir con las fechas propuestas. Sí, aquí también he llegado tarde; pero esto va más allá de mí. Llegar tarde implica que hay un sitio y un tiempo concreto al que llegar, hay un destino que espera constantemente. Es entonces cuando el proceso, aquello que pasa en “el medio”, donde se sitúan los tiempos lentos que tarda un hortelano en cultivar su huerta o el tiempo de barbecho de esta misma tierra que nos alimenta, quedan a un lado. Aquí el fin es sacar un texto válido y nuevo y rápido y fresco ¡y ya!
en minúsculas y sitúandome en los lugares que quedan en el medio, propongo como especie de manifiesto reusar (reusarme) como un remiendito a un pantalón viejo. No inventar pensamientos nuevos también es una manera de contrarrestar a la producción masiva que se nos exige. O que me exijo. La verdad ya no sé quién nos pide qué ni cómo. Esto podría ser una escusa, de hecho empezó como una. pero excusarse entonces es entrar en este círculo de tiempos rápidos y fechas que caducan, e igual no pido perdón por reusar un texto que ya he escrito, por estar en tiempo de reposo y permitirme remendarme y volver al mismo lugar desde otro punto. soy un poco como la harina y el agua, bueno creo que todos lo somos. Ahora lo veréis.
El sonido en la mesa. La masa. Hay unas manos que dan forma y juegan con el material maleable. Pienso en qué formas posibles tengo de hacer un pan. Dos ingredientes: agua y harina. Mi amiga Esther decía que nos juntásemos todos en una mesa a comer pan. (o algo así, no recuerdo bien qué dijo, solo sé que trajo el aceite y el pan y lo pasamos muy bien).
Y me diréis, qué haces hablando de que estás hecha de agua y harina. Pues hago metáforas y juego y hablo de lo que quiero. Los zapatistas, que es a lo que tengo que comparar la marabunta de imágenes que he puesto al principio, se denominaban a ellos mismos Hombres del maíz, representando su conexión con la tierra, la subsistencia y los ancestros. Chto Delat, (el colectivo de educación y política que me ha costado tanto entender, que he escogido como obra a trabajar) se denominaron “People made of flour, salt and water” a lo que yo respondo que estoy hechita de agua y harina.
agua: como base del movimiento
harina: como agente propio que me compone y que me une a mi tierrita. No tiene sal, porque a veces se nos olvida. También está bien olvidarse algo
pan: hay mil formas de hacer pan. No hay manera de hacerla incorrecta. Es divertido compararme al pan y entender lo maleable como un juego.
Me recordó a un texto que leí con las chicas de mis prácticas. Nos dieron un cachito de texto de Úrsula K.Le Guin, “Ser tomada por granito”. Dice que la gente la tomaba por granito, y ella muy ofendida, defendía que era barro. El barro es maleable, cede y reacciona y responde y deja pasar y se adapta y acepta. La gente que es granito tiene miedo a pisar el barro, por si las chupa y las traga. El barro queda con huellas y huecos hondos y alteraciones, pero sigue siendo barro.
Empiezo a entender la maleabilidad, el agua como algo que fluye, una manera de romper un poquito las estructuras dadas, lo granítico.
Madre dime quien puso puertas al río
Madre dime quien puso puertas al agua
Quien detuvo la piedra de aquel molino
y las olas de espuma sobre las cañas
Esta canción me la enseñó Clau una noche en Galicia, cantando a dos voces de camino al camping mientras llovía. No se sabe el autor, ni de cuándo es, solo que es una jota extremeña. Ver que los cortes suceden, que las metáforas y ficciones son realidades y que vuelven; como volvió a mí esta canción.
Jugar, ser críticos. Admitir que todo ha pasado y pasará y que hay que pensar en las mil formas de ser pan, en las amigas que te enseñan que antes ya habían parado el molino que te daba harina. Me acojo mucho al término de “ficción especulativa” que me permite pensar un mundo otro en el que estoy hechita de agua y harina y hablo con este barro para que me cuente y veamos maneras de cambiar al granito. Jugar e imaginar como medio para hacer arte, como medio para escribir y como medio para ser críticos. Didi Huberman experimentaba con esta imaginación al relacionar las imágenes para construir otros relatos y otras micronarrativas. Todos tenemos la capacidad de imaginar, relacionar e intentar estar hechos de agua y harina.
En la escuelita de verano sobre el zapatismo los niños pudieron ser escarabajos.
Y los zapatistas eran hombres del maíz.
Y les gustaba contar cuentos.
Sí, contaban cuentos.
…Y nosotros, solo estamos hechos de agua y harina. Que no se olvide.
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