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Victoria Otero Vaughan

Hablamos de Arte en ruinas. Entrevista a José Luis Díaz

El acondicionamiento a nuevos usos del patrimonio, el futuro de la conservación, la literatura de viajes o el papel de las redes sociales como nuevos críticos de arte son sólo algunos de los temas que hemos compartido e intercambiado con José Luis Díaz, escritor, investigador y director de Arte en Ruinas, una guía para descubrir, recorrer y disfrutar del patrimonio olvidado de Extremadura.



Es preciso no olvidar de dónde venimos, las raíces que nos arrastran y la herencia. Ya lo decía Wenceslao Fernández Flórez, “Traemos la tierra en la retina y por eso la hallamos presente”. La lucha constante porque se recuerden y valoren estos rincones de memoria, colectiva e individual, debiera ser de interés y ejercicio público. Cuando esto no es así, los propios lugares entran en huelga, dejan brotar malas hierbas entre sus sillares, permiten anidar a las golondrinas bajos sus tejas y finalmente caen sus tejados. Y todo el mundo sabe que, cuando esto último sucede, el edificio está abocado a la pérdida. Ilusos e inocentes, confían de esta manera llamar la atención, que regresen sus cuidados. Tardan años, en ocasiones incluso siglos, a veces llegan y otras no. Muchos perecen durante la espera.


Los supervivientes de esta tragedia, que lleva aconteciéndose y recreándose constantemente a lo largo de los siglos, aún nos gritan, nos llaman y, por desgracia, siguen utilizando este método poco efectivo que es la autodestrucción. En medio de esta vana y muda comunicación entre patrimonio y vecino, nuestro invitado de hoy supo prestar atención, escuchar, y, dedicando desde entonces su estudio a reunirlos, cuidarlos y compartirlos, se ha convertido en una figura de gran relevancia para la conservación y preservación del patrimonio en Extremadura.


Hoy hablamos de él, con él, hablamos de arte.



Me gustaría que comenzases dando tu veredicto a la situación actual de la conservación del patrimonio en la región, si puedes, comparando con otras zonas del país donde también hayas centrado tu campo de estudio ¿Es Extremadura una olvidada? O ¿lo es el patrimonio y la conservación en general?


Pues es una muy buena pregunta y bastante complicada de contestar. Yo creo que tiene dos vertientes. Si hablamos de concienciación, en los últimos años ha aumentado muchísimo. Por mi experiencia desde el 2016, que monté Arte en Ruinas, he visto que la gente ha ido cambiando su parecer en cuanto a la conservación de ciertas ruinas. Pero no se plasma en la realidad, los edificios no han mejorado sustancialmente. Ha habido avances pero en la realidad no se ha plasmado en una mejoría. Hay que ser optimistas en que, si la educación y la concienciación va mejorando, en el futuro estos edificios se podrán conservar. Pero de momento vamos a pasitos de hormiga.

El olvido es un mal general, no solamente en Extremadura, sino a nivel internacional, en el resto del mundo. He tenido oportunidad de viajar a otros países y el patrimonio prácticamente se trata igual. El problema es ese, que desde nuestra educación primaria no se nos inculcan ciertos valores y no consideramos importantes ciertas cosas.

En Extremadura es un caso sangrante. Se construyen muchos edificio de nueva planta, edificios en muchas ocasiones horrorosos y poco útiles cuando se podría recuperar un patrimonio olvidado que podría tener una segunda vida.



Relacionando directamente este último punto con el inicio de tu investigación, ¿Qué fue lo que te empujó a tratar de conocer y dar visibilidad a estos lugares? ¿Alguna experiencia clave, o algún punto de inflexión que te llevasen directamente a orientar tu trabajo a este campo? ¿Fue algo fortuito? ¿Estaba ya rondando tu cabeza? ¿Tiene que ver quizás, con esa añoranza de la tierra extremeña tras tu paso por Salamanca?


Pues es super curioso, cuando lo pienso, y así hago un poco de recopilación de mi periplo vital, no es sencillo, no lo hilo bien. En principio yo me fui a Salamanca a estudiar historia del arte, y me especialicé durante los primeros tres años de mi carrera en arte contemporáneo, y además muy “a saco”. Me encantaba la crítica de arte, incluso la tasación. Pero en el último año empecé a estudiar conservación del patrimonio, empecé a viajar por castilla y león y a cambiar el chip, pero ahí no fue cuando vi la luz. Fue en el 2014, que me mudé a vivir a Inglaterra, a Londres y tuve oportunidad de viajar por el reino unido, y me di cuenta de que a cualquier castillo, a cualquier abadía se le sacaba un rendimiento, y no me refiero únicamente económico, sino cultural, turístico, brutal. Yo pensaba “madre mía, en mi tierra, en Extremadura hay cientos de castillos e iglesias que están en mucho mejor estado que este y al que no le sacamos ningún provecho”. Yo soy joven, he tenido que emigrar, me he tenido que ir fuera porque no me he podido ganar la vida con la materia prima que tenemos aquí. Cuando volví a España pensé qué podría aportar yo, y comencé con Arte en ruinas.



Tu libro tuvo una acogida realmente buena, se habla de esa guía fundamental para descubrir todos los rincones del patrimonio extremeño, algunos ya familiares para los que frecuentamos la región, otros olvidados, incluso desconocidos. ¿Realmente cuál fue tu objetivo, dentro de visibilizar estos monumentos? ¿Pretendías, quizás, establecer una ruta, un "camino de peregrinación", para que todo lector, emplease tu libro como un mapa, que le guiase en el descubrimiento del patrimonio?


Pues partía de una premisa, aparentemente simple, pero fundamental, “De lo que no se habla no existe”. Esto pasa en todos los ámbitos de la vida. Había muchos monumentos de lo que no existía información ninguna. Empecé a buscar bibliografía y no encontraba nada. No existía, oficialmente no estaba allí. Esto fue el detonante.

Todo empezó con el blog, queriendo compartir estos lugares, hacerle un poco más fácil la vida a la gente que quería llegar a estos sitios. Después vino el libro, la gente me hablaba mucho de ello, quería que fuese un libro de viaje, un libro cómodo, que la gente pudiera viajar con ello.

Si que es cierto que, al ser el primer libro que escribía y tenía que ser bastante concreto, cogí cinco monumentos de Cáceres y cinco de Badajoz y fue difícil hilarlos y crear una ruta. Luego me di cuenta de que, entre medias, hay muchos otros monumentos.



¿Cómo fue tu experiencia en el ámbito de la investigación? ¿Cómo te sentías al viajar por toda la región para descubrir estos lugares? ¿Nos contarías alguna anécdota memorable?


Sí claro, que cómo fue, cómo ha sido y cómo es, es complicado. Hay ciertos sitios a los que no he llegado nunca, por al situación de nuestra región, o al estar en propiedades privadas. He estado en todos los escenarios posibles. Me ha pasado de todo, anécdotas que te podría contar, pues, un millón. Desde ataques de animales, el coche que se queda parado en algunos sitios…

Pero como anécdota te cuento que, cuando empecé me iba guiando por mi instinto. Uno de los sitios, no diré el lugar, fue patrimonio industrial, una antigua harinera abandonada en una población de la provincia de Badajoz que me encantaba y tenía muchas ganas de conocer. Fui a visitarla, era un edificio totalmente en ruinas, el interior estaba prácticamente hecho polvo, solo quedaba la fachada y estaba tapiada. Yo desde la tapia hice fotos con una GoPro, las subí al blog. Estaba muy contento, la gente me comentaba y un día me llegó un mail muy amenazador -ríe­- de una familia, de sus abogados, que me invitaban muy amablemente a que retirase todas mis fotos de la web, redes sociales, etc. porque si no iban a proceder a denunciarme. Entonces mis inicios en arte en ruinas fueron un shock, pero aprendí a que hay que combatir también a la ignorancia y hay que tener valentía. Yo retire mis fotos, no quería tener problemas y que mis inicios en Arte en Ruinas acabasen tan pronto. Pero luego no he vuelto a vivir nada parecido, de hecho la gente que he conocido y que poseían cierto patrimonio privado han sido siempre muy amables conmigo.



Si nos desplazamos al ámbito laboral, sobre todo en emprendedores jóvenes, ¿con "Arte en ruinas" has conseguido abrirte paso en el mundo laboral? ¿Crees que es sencillo, fácil, emprender? ¿Qué consejo le darías a una persona que está comenzando?


Lo principal es la falta de cierta formación, sabemos mucho de lo nuestro pero hay ciertas cosas en las que patinamos. Hay que formarse, hay que aprender de ciertas cosas. Hay que tener un proyecto siempre muy sólido. Y siempre lo digo, tener compañeros que te respalden.

Después, no es necesario ceñirse a las financiaciones estándar, existen medios como el crowfunding.



¿Es crowfunding el futuro para el escritor o el artista contemporáneo? En ese sentido, ¿consideras que hay suficientes ayudas, o en general, facilidades para el desarrollo de la producción cultural?


Siempre tuve ese pensamiento crítico, “me voy a tener que ir porque no nos da las suficientes ayudas”, pero cuando estuve fuera me di cuenta de que quizás no hacíamos todo lo que estaba en nuestra mano. Lo hablaba con mis compañeros, a veces hay que dejar de pedir y empezar a ofrecer cosas. No podemos estar constantemente siempre esperando que las instituciones se encarguen de nosotros. Luego hay que ser inteligente, tener estrategia, pero si uno cree en su proyecto, y tiene buenos compañeros y compañeras, es muy viable. Luego con el tema de la pandemia se ha demostrado que el estar localizado en un punto no es tan importante, yo estoy en Extremadura y he estado trabajando con Portugal, España, Croacia, sin que a nadie le importe donde estoy. Hay muchas maneras de hacer las cosas si se tiene voluntad. Creo que la juventud de Extremadura está haciendo cosas maravillosas.

Para mi el crowfunding no era únicamente como tema económico, sino también para saber de qué manera estaba respaldado y a quien le interesaba y le gustaba mi proyecto.



Te vemos activo en redes sociales, ¿opinas que es un buen instrumento para la publicidad y el mayor alcance del mundo cultural actual? ¿Son los seguidores los nuevos críticos?


Esa es buena pregunta también. Cuando empecé a montar mis redes sociales, sabía que sino no iba a llegar a ninguna parte, si lo hacía a la manera tradicional iba a llegar a muy poca gente. En cuanto al parangón entre críticos de arte y seguidores me parece super interesante.

Creo que los seguidores pueden ser críticos en ambos sentidos. De la manera peyorativa como la conocemos, que critican tu trabajo, me daba miedo. Tengo que decir que nunca he tenido ningún problema, ni demasiado miedo a la crítica. En cuanto a nivel artístico, me parece que sí, son los nuevos críticos y criticas de arte, de alguna manera se ha democratizado, pero no tiene por qué ser negativo.

En el arte tenemos el problema de ensalzar siempre ciertas figuras, tanto la figura del arte, como del artista o del mecenas. Una persona joven puede tener mucha idea de arte, con una formación muy fuerte y también hay que darles voz, porque están hablando de nuestro trabajo con conciencia.



Desarrollamos finalmente una conversación fluida que duró cerca de una hora, y que pudo seguir de no ser por las limitaciones temporales y la adecuación a los oídos del espectador. José Luis Díaz, humilde extremeño, este “Nómada por vocación”, que ha permanecido en su tierra, como otros muchos, no por obligación, sino por elección, me demuestra, inconscientemente, la pervivencia de aquellos mismos valores de los que me hablaba en la entrevista. Es ese joven resuelto, con conciencia, y con un proyecto sólido, viva imagen de lo que predica, con un papel fundamental. Demuestra, una vez más, que la relación y la interacción entre el pasado y la actualidad es posible, está presente y se mima.


Si quieres escuchar la entrevista completa, o ponernos cara mientras conversamos, aquí te adjunto el enlace al primer episodio de Habla y Recomienda, un podcast de Habla de Arte. Así como el enlace a la entrevista en YouTube.


Podcast Habla y Recomienda. Con José Luis Díaz, de Arte en ruinas


Video de YouTube

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