Carlos Saura, conocido por ser uno de los directores de cine más influyentes del cine español, se dedicó durante los años 50 a otra de sus grandes aficiones: la fotografía, que, si bien no fue la que le ha hecho célebre, le acompañó también a lo largo de su carrera.
El director cuenta en una entrevista cómo el proyecto fotográfico que desarrolló en los años 50 no se lleva adelante hasta 2016 gracias a Hans Meinke y el trabajo de la editorial Steidl.
Yo iba por ahí con mi cámara y retrataba todo aquello que para mí era interesante para poder hacer un libro en aquel momento, en los años 50. Pero no se hizo nunca porque cambié la fotografía por el cine.
Carlos Saura: «Empecé en la fotografía con una cámara que le robé a mi padre», La Razón, 2016.
Portada de España años 50, Carlos Saura.
Escenas rurales y el retrato de una época que distaba mucho de la imagen que se buscaba imponer de parte del régimen franquista, “el hecho de querer mostrar la realidad en sus aspectos más míseros era entonces un acto militante que podía asumirse abiertamente después de la Liberación en un proyecto de renovación sociopolítica inspirada por el marxismo” (Berthier, N. 2016, Carlos Saura: en el principio era la fotografía). De este modo, en los años 50 se retoma el realismo en diferentes corrientes artísticas, entre ellas el neorrealismo italiano, que influyó en la obra de Saura.
Mientras el régimen trataba de camuflar los estragos que dejaba la posguerra sobre todo en el ámbito rural, Carlos Saura realizaba esta serie de fotografías recorriendo Castilla, Andalucía o Madrid “armado con una de las primeras Leica M3 que llegaron a Madrid” (La España mísera de los 50, en el objetivo de Carlos Saura, El Periódico, 2016) que poco o nada tenían que ver con la imagen de modernidad y progreso, según cuenta el director:
En un pueblo de Sanabria (Zamora) no había ni luz, vivían como en Las Hurdes o el medioevo, en cabañas de paja junto a los animales. Pocos años después (1959) se rompió la presa y se tragó el pueblo entero (Ribadelago), muchas de aquellas gentes que fotografié debieron morir.
Mostrar la otra historia, aquella que no era la oficial era en si la intención del cineasta, al igual que hicieron otros artistas contemporáneos a él, como Luis Buñuel y su trabajo en torno a Las Hurdes. Calles sin asfaltar y el despoblamiento que empezaban a sufrir los pueblos en la búsqueda de la vida mejor que prometían las grandes urbes.
Su trayecto fotográfico influyó, por supuesto, en las películas que realizaría posteriormente, decantándose siempre por un relato testimonial:
Yo diría que «Los Golfos» puede ser un producto natural, una especie de hijo legítimo de la fotografía de reportaje o del documental que llevo practicando desde hace varios años. Incluso en su construcción entrecortada, a base de escenas que no parecen tener una ligazón inmediata, he procurado conseguir el tono de reportaje directo, al que tan ligado me siento.
(Saura, octubre de 1960)
Fotografías que recogen escenas de las costumbres y también celebraciones locales, como en la anterior fotografía perteneciente a la serie Novillada en la Zarzuela.
El documental Carlos Saura: fotógrafo recoge cómo fueron los dos años de elaboración de España años 50, con las idas y venidas constantes de Carlos Saura a Alemania siempre cámara en mano. Un interesantísimo documento que deja constancia del duro trabajo detrás de una obra con tanta importancia: desde la ampliación de las fotografías elaborada por el propio Carlos Saura, el trabajo de minuciosa selección y la elaboración propia del libro.
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