Si no hubiese sido su muerte la desencadenante del inicio de las lecturas de su obra, no me habría decidido a leer a Paul Auster, escritor, guionista y director de cine.
Paul Auster, por el pintor Eduardo Lozano, España, 2009
El sector de la literatura se ha convertido en una industria que trabaja a pleno rendimiento publicando actualmente unos 250 libros al día (y eso sólo en España).
Esto desencadena en mí, empedernida lectora, enormes frustraciones porque sé que no voy a llegar a leerlo todo. Y ante la inmensa producción literaria, cada vez que voy a abrir un nuevo libro, me asaltan las mismas dudas, ¿será esta lectura, lo suficientemente buena, como para no sentir que podría estar dedicando mi tiempo a otra gran obra?
Partiendo de la reflexión anterior, que no es otra que un intento de auto-justificación, he de reconocer que si no hubiese sido su muerte la desencadenante del inicio de las lecturas de su obra, no me habría decidido a leer a Paul Auster, escritor, guionista y director de cine.
Y ahora no puedo más que arrepentirme por haber llegado tan tarde a conocerlo.
Como decía, su presencia y su producción artística las encontramos en dos grandes sectores del arte: el cine y la literatura; centrándome en esta última, haré un breve repaso por su obra para acabar hablando un poco de su último título “Baumgartner” (2024), y que he leído a título póstumo.
La obra literaria de Paul Auster abarcaba prácticamente todos los géneros literarios y en las fechas de sus publicaciones se iban alternando las novelas, poesías, ensayos, relatos o escritos autobiográficos.
Tal vez la primera publicación que se hizo de su obra fue en 1982 con una novela escrita bajo el seudónimo de Paul Benjamin; a ella le sigue una de sus obras más conocidas “La trilogía de Nueva York” (1985-1986), compuesta por las obras “Ciudad de cristal”, “Fantasmas” y “ La habitación cerrada”: una de sus obras cumbres y que provocó que Auster en ocasiones expresase su irritación por el hecho de que gran parte de su carrera se hubiese evaluado en relación con esta trilogía.
Numerosas publicaciones literarias a lo largo de los años que se iban alternando con los guiones de películas y a los que se añadía el reconocimiento de su trabajo a través de la obtención de numerosos premios literarios internacionales “Premio Medicis” (1993-Francia), a la mejor novela de un autor extranjero por “Leviatán” (1992) o el premio “Príncipe de Asturias” (2006).
Y los años siguen pasando para Paul Auster y él sigue llenando el mercado de la literatura. Incluso llegan los ecos de posible candidato al Nobel, idea que a él, como manifiesta en numerosas entrevistas, literalmente “se la sudaba”.
Su obra es inabarcable y cuando, como os digo, decido ponerme con él, tarde e impuntualmente, apuesto por empezar por el final: “Baumgartner” (2023), traducción que en España llega en 2024.
Edición de "Baumgarnter". Editorial Seix Barral
Sin conocer la obra de Auster, sin haber leído nada de él, desconociendo completamente su estilo y sin haber leído ninguna sinopsis de “Baumgartner”, pues no soy yo muy de que me adelanten acontecimientos aunque sea de manera superficial, le digo “Hola” a Auster desde las páginas de su último libro.
Mi sorpresa es encontrarme con una novela íntima en la que (y esto es una sensación personal) Baumgartner (y Paul Auster a través de él) está haciendo caja de su vida, de sus relaciones, está llamando a filas a cada uno de sus recuerdos para estudiarlos, examinarlos con la distancia del tiempo y determinar si valen la pena que permanezcan. El excéntrico personaje creado por Auster habla también de superación de pérdidas personales que
«dejan los corazones enlutados de quienes permanecen en el mundo de los vivos...»
Al final Paul Auster con esta novela se está despidiendo. Al terminar el libro no he podido evitar ver algo metafórico en las últimas páginas de Baumgartner y el resultado...bueno, supongo que Baumgartner tampoco tendrá más días. Comentando a posteriori con conocidos la lectura me decían que no entendían el final de la novela porque ellos precisamente la habían leído con anterioridad al hecho de su muerte. Y sin embargo, tras ser conocedores de la noticia le habían encontrado el sentido a todas sus páginas.
Y así ha sido como Paul Auster ha llegado a mi vida. Tarde pero con un estilo maravilloso y una intimidad que despiertan en mí el deseo de seguir conociendo su obra.
Me gustaría terminar con una cita sacada de “Baumgartner” que refleja esa despedida de la que os hablaba y así aprovecho yo para despedirme:
«Bebe, amigo mío. Yo haré lo mismo. Entonces, nos remangaremos y nos pelearemos a puñetazo limpio para ver si alguno de los dos puede salvar el mundo antes de que se apaguen las luces y nos echen a patadas de aquí».
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