Los versos de este poema se inspiran en torno al viaje a tierras hurdanas de la reportera de origen francés, Ana Sée, a comienzos del siglo XX, a la compañía de su hermana. Descrito y compartido con posterioridad en la "Revista mensual ilustrada. Las Hurdes", reportaje bajo el nombre de Mi viaje a Las Hurdes
Fotografía de Iván Hernández Montero
Escapada hacia los valles hurdanos
en busca de la noche olvidada
dentro de casas pequeñas que absorben luz
no puede esconder su acento francés
tampoco lo pretende, mentir nunca
todo aquel viaje tan inverosímil
habla poco es toda ojos salvajes
con la limpieza del nuevo mirar
escribe en su cuaderno de piel
se deja frotar por lana prestada
inquietante como la tierra que se desprende
arrojándose a sí misma sobre los caminos
me dicen señora cómo usted por aquí.
Fuma junto a un enebro que se desgarra
creciendo en extraño llanto de ramas
al borde de un abismo junto a un río malo
que suena como el murmullo de lo cristalino
al desmenuzarse en miles de pedazos
se mira los pies que reflejan la luna y el humo
ya no es posible volver, no así, hermana
pizarras que devuelven su calor acumulado
otra enseñanza meteórica y pura y natural
querría ella misma volverse puente de piedra
entre pueblos separados por fronteras difusas
leyes antiguas de aprovechamiento y usura
imponen su dominación: uno sobre otro
¿Acaso será ya imposible reconciliarlos?
¿Cuán profunda es esta herida?
¿Cómo no al menos señalarla?
Anna es testigo de Islandia a Ladrillar de todas las grietas abiertas en la tierra
reverberan sus temblores hasta penetrar en los cuerpos de quienes las habitan.
Anna toma fotografías prestadas, aun así confía en las palabras: escribe.
Anna, de repente, es una voz en contra
Fotografías de Iván Hernández Montero
Descarga aquí el PDF con el artículo original De mi viaje a Las Hurdes, de Ana Sée. Las Hurdes, revista mensual ilustrada. 22 de Noviembre de 1904. Número 10.
Comments